martes, 16 de noviembre de 2010

EL ORIGEN DEL TEATRO EN ROMA



TEATRO ROMANO:

Para los romanos el teatro era un lugar de reunión conveniente para el entrenamiento y la ostentación. Los autores romanos Tito Plauto (254-184 a.C.) y Publio Terencio (muerto en 159 a.C.) nunca alcanzaron nada parecido a la excelencia de sus predecesores griegos pero lograron reflejar en sus obras al pueblo romano.Las primeras comedias latinas inspiradas en su precedente helénico, se conocen con el nombre de comedia palliata, para distinguirlas de las que versan sobre temas romanos o comedias togata.El Coliseo, terminado en el año 80 d. C., podía contener a cincuenta mil espectadores, lo que constituía un publico excesivamente numeroso como para ser entretenido por las peripecias intimistas de las obras de teatro. Ante la insistencia popular, el actor clásico desapareció para ser sustituido en una rápida sucesión por breves escenas cómicas, espectáculos de mimos, payasos, despliegues acrobáticos y volatineros. Posteriormente, todos estos números dejaron lugar a las representaciones acuáticas para la realización de las cuales se inundaba la arena.Luego se hicieron populares las luchas de animales y, por último, los combates entre seres humanos atrajeron el cambiante interés de la multitud romana,La era del teatro clásico estaba terminando, y con él desaparecía el especial significado del papel que el teatro había desempeñado durante mucho tiempo en la sociedad.

FECHAS CLAVE

395 Teodosio divide el Imperio romano entre sus hijos (Arcadio recibe Oriente y Honorio, Occidente).
451 El IV Concilio de Calcedonia declara herética la doctrina del monofisismo.
476 La deposición del empeador Rómulo Augústulo señala el final del Imperio romano de Occidente.
527-565 Reinado de Justiniano. El Imperio bizantino alcanza su mayor esplendor cultural y extensión geográfica.
610-867 Imperio medio. Heraclio establece el griego como lengua oficial.
628 Heraclio vence a los persas y se derrumba el Imperio sasánida.
717-842 Periodo iconoclasta (enfrentamiento entre los partidarios del culto a las imágenes y los iconoclastas, contrarios a ello por considerarlo idolatría).
867 Con el patriarca Focio la Iglesia ortodoxa deja de obedecer a Roma.
976-1025 Con Basilio II el Imperio alcanza un nuevo momento de apogeo. Durante su reinado se difunde el cristianismo entre los rusos.
1054 Cisma de Oriente (la Iglesia ortodoxa se separa definitivamente de la católica).
1055 Los turcos selyúcidas toman Bagdad e imponen su poder sobre los árabes del califato Abasi.
1081-1185 Dinastía de los Comnenos, que se enfrentan a los turcos.
1204 Los guerreros de la cuarta cruzada conquistan Constantinopla y fundan el Imperio latino.
1261 Miguel VIII Paleólogo reconquista Constantinopla y restaura el Imperio bizantino.
1353 Los turcos otomanos, establecidos en Asia Menor desde el siglo XIII, penetran en Bulgaria. Desde entonces su avance es imparable.
1453 El sultán turco Mahomet II conquista Constantinopla tras un largo asedio.

L'edat mitjana: Bizanci i l'islam.


És el segle VI, a l’Orient floreix l’Imperi bizantí i Justinià ha sigut aclamat emperador. La vida transcorre pròspera i tranquil·la en la brillant Constantinoble, però hui… alguna cosa ha passat!
Uns malvats han robat els plànols per a la construcció de l’església de Santa Sofia. El seu arquitecte tremola per les represàlies de l’emperador! Necessita tornar a traçar el disseny abans que les ires de Justinià caiguen damunt seu, però li cal ajuda urgentment. Podries prestar-li-la tu? Si ho aconsegueix haurà revolucionat la història de l’arquitectura… A què esperes? No hi ha temps a perdre!

Bizancio
Tras la caída de Roma bajo el empuje de los germanos, Bizancio mantuvo la civilización grecolatina y cristiana en la parte oriental del Imperio durante otros mil años, hasta la conquista de la capital por los turcos otomanos en 1453.

El Imperio romano de Oriente
Los orígenes del Imperio bizantino se encuentran en la división del Imperio romano que hizo Teodosio en el año 395. En el siglo VI, Justiniano y sus generales lograron recuperar Dalmacia, Italia, el sureste de España y el Norte de África, pero posteriormente las fronteras fueron retrocediendo en torno a Constantinopla (nombre que adoptó Bizancio en el reinado de Constantino).

Características de la civilización bizantina
Desde el año 476, fecha de la caída de Roma, hasta 1453, el Imperio bizantino desarrolló una brillante civilización diferenciada tanto de la Antigüedad grecorromana como de la Edad Media en la Europa occidental. Sus características culturales se formaron en un proceso histórico que arranca en los siglos IV y V:
La herencia romana en la concepción del Estado y el derecho.
La tradición griega, manifiesta en la lengua y la cultura.
El cristianismo, en su variante ortodoxa a partir del Cisma de Oriente, consumado en el año 1054.
Durante los siglos oscuros de la Edad Media europea, Bizancio fue la gran potencia económica y política del Mediterráneo, la transmisora de la cultura griega y romana a los reinos cristianos de Occidente y, después, la defensora de esa cultura frente al avance del islam, primero contra los árabes y luego contra los turcos.

La época de Justiniano
En el año 527 llegó al poder el emperador Justiniano, de origen macedonio, con quien el Imperio alcanzó su época de esplendor. Hombre instruido e inteligente, supo rodearse de valiosos colaboradores, entre los que destacaron los generales Belisario y Narsés y el jurista Triboniano. Su mujer, la emperatriz Teodora, también contribuyó notablemente a la obra política de Justiniano.
Durante su reinado se redactó el Corpus Iuris Civilis, importante recopilación del derecho romano, y se construyó la majestuosa basílica de Santa Sofía en Constantinopla, símbolo de la civilización bizantina.
Justiniano impulsó una reforma de la Administración, basada en una burocracia profesional y en un riguroso sistema tributario, que permitió al Imperio sobrevivir a todas sus crisis durante siglos. El Estado tuvo un carácter centralizado y muy jerarquizado donde la Iglesia y el ejército desempeñaban un importante papel.Para sostener un Estado tan complejo el Imperio necesitaba una economía sana. El cincuenta por ciento de la población vivía en el campo, y sobre ella recaían unos impuestos opresivos. La fuerza del Imperio bizantino se apoyó durante siglos sobre estos pilares.
Los problemas religiosos y políticos
Bizancio encarnaba el ideal del Imperio cristiano, heredado de Roma, y a lo largo de su historia fueron continuas las controversias teológicas, que con frecuencia respondían a conflictos políticos.
Desde el siglo V, la herejía monofisita puso en peligro la unidad del Imperio, compuesto por distintos pueblos cuyo principal vínculo era la religión. El monofisismo no aceptaba la doble naturaleza, humana y divina, de Cristo y en el siglo VI se extendió por Egipto, Siria, Palestina y Armenia, las provincias más ricas, donde la divergencia religiosa se unió a la incipiente conciencia nacional frente a las zonas de cultura griega.
En el siglo VIII una nueva disputa religiosa se suscitó en torno al culto a las imágenes santas (iconos), que fue prohibido por el emperador León III. La sociedad bizantina se dividió entre los defensores de las imágenes y los iconoclastas, hasta que la presión de los monjes y de las clases populares obligó a derogar la prohibición.Posteriormente, la creciente rivalidad entre las autoridades eclesiásticas de Roma y Constantinopla condujo a la separación definitiva de ambas iglesias en el año 1054 (cisma de Oriente).

resumen bizancio

BIZANCIO

domingo, 7 de noviembre de 2010

LIMES ROMANOS Y LA GRAN MURALLA CHINA

Muro de Adriano
Limes romano: muro de Adriano en Greenhead (Gran Bretaña)

Según los arqueólogos e historiadores la fortificación de los limes romanos pudo haber sido influida por la idea de la Gran Muralla china, aunque las dos grandes construcciones estén geográficamente muy alejadas entre sí.

Aunque no hay evidencia de que las dos construcciones hayan tenido alguna conexión directa, la influencia indirecta de la gran muralla china en los limes romanos es segura, según Visy Zsolt, profesor del Departamento de Historia Antigua y Arqueología de la Universidad de Pecs, Hungría.

Visy hizo estas observaciones en una entrevista con la agencia china de noticias Xinhua mientras asistía recientemente a una conferencia internacional en Xian, capital de la provincia china de Shaanxi, y su opinión fue compartida por algunos estudiosos chinos y extranjeros.

Los muros de los limes romanos son el monumento arqueológico más grande de Europa y consisten en tramos fortificados en la frontera del Imperio Romano en la época de su mayor extensión, en el siglo II.

Mapa del Imperio Romano
Límites del Imperio Romano hacia 117

En su conjunto, los limes se extienden a lo largo de 5.000 kilómetros desde la costa noratlántica de Gran Bretaña, a través de Europa, al Mar Negro, y de allí al Mar Rojo y a través del norte de África a su costa atlántica. Los vestigios incluyen restos de los terraplenes, de los muros y de las zanjas, cerca de 900 atalayas, de 60 fortalezas, y de los establecimientos civiles que alojaban a comerciantes y artesanos y de otros que sirvieron para los militares.

Muro de Adriano
Muro de Adriano en el norte de Inglaterra

La distancia y el gran número de gentes diversas y de culturas en Asia Central hicieron casi imposible cualquier conexión entre los dos antiguos imperios, romano y chino. Sin embargo, el desafío de cubrir grandes distancias y contemplar tierras remotas excitaron a la gente en el pasado. “De hecho, cada uno podría haber obtenido más información sobre el otro precisamente en la época en que uno u otro adquiría mayor poder y podía empezar a hacer planes respecto al otro” ha dicho Visy.

Mapa de situación de la Gran Muralla china
Situación de la Gran Muralla. Se extiende a lo largo de unos 7.300 km

En cuanto al Imperio Romano, el comercio de la seda comenzó durante el reinado de Augusto. El comercio llegó a ser intenso tanto en la ruta de seda como en el mar. El comandante en jefe chino Ban Chao condujo a su ejército hasta el Mar Caspio en el siglo I dC y envió a una delegación al oeste para conseguir información sobre Roma (llamada Daqin en chino).

Gran Muralla en el paso de Jiayuguan
Gran Muralla en el paso de Jiayuguan

Visy observa que hay muchas semejanzas entre los limes romanos y la gran muralla. Ambos imperios desearon erigir una barrera fuerte contra los “bárbaros” y prevenir sus invasiones. Para ese fin la dinastía Han (202 aC-220) construyó una muralla continua, pero Roma construyó un muro solamente en casos especiales. “Era un punto importante en ambos sistemas la construcción de un camino militar a lo largo de los limes, así como una fila de torres de vigilancia a distancias regulares. También los establecimientos militares y los grandes fuertes son similares en las construcciones romanas y chinas” dice Visy.


LA PESTE NEGRA EN EUROPA

La peste negra en Europa - imperioromano.com

En 1348, una enfermedad desconocida segó cruelmente las vidas de millones de hombres, mujeres y niños; los médicos de la época intentaron combatirla, aunque no sabían nada de ella. En poco más de dos años, una enfermedad desconocida y letal se llevó a la tumba a casi un tercio de la población europea. Ciudades desiertas, campos desolados, cadáveres que se pudrían en las calles, mercados vacíos… El silencio reinaba donde antes había bullicio, el abandono había reemplazado a la compasión y la desconfianza se había instalado en el lugar del afecto porque todos -vecinos, amigos y hasta la propia familia- podían ser la fuente del veneno mortal. En una sociedad como la medieval, en la que la religión lo impregnaba todo, la mayoría de la población achacaba el mal al castigo divino. La relajación de las costumbres o la falta de ejemplaridad de los representantes de la Iglesia eran razones suficientes para haber despertado la ira de Dios; pero el azote divino también podía ser interpretado como una manifestación del anunciado fin del mundo.La creencia popular fue sancionada por el papa Clemente VI: en una bula de 1348, declaró que «Dios estaba castigando a sus gentes con una gran pestilencia».

Los científicos de la época no negaron la intervención divina en la aparición de la epidemia, pero también buscaron sus causas en factores naturales como la conjunción de los astros o los terremotos. Los tratadistas alemanes llegaron a acusar a los judíos de haber envenenado el agua y el aire. Murieron muchos de ellos, asesinados y quemados por cristianos. Semejantes creencias eran explicables en una sociedad dominada por la religión, en la que la ciencia y la razón estaban subordinadas a ella. Por tanto, se podía acusar a judíos, extranjeros o leprosos de ser responsables de la propagación de la epidemia; y, al mismo tiempo, se podía atribuir sus causas a factores naturales, como los astros y los terremotos, o, en última instancia, a la intervención divina.

La aparición de señales dela enfermedad en el cuerpo era signo de una muerte inminente, pues, como señala el cronista Jean de Vedette, no estaban enfermos más de dos o tres días y morían rápidamente, con el cuerpo casi sano. Como sabemos en la actualidad, tales síntomas respondían a tres tipos de peste: bubónica, pulmonar y septicémica. La peste bubónica se manifestaba con la aparición de bultos en las articulaciones, manchas y úlceras negras, y se debía a la invasión del sistema linfático por el bacilo. La peste bubónica no se contagiaba entre seres humanos, a diferencia de la peste pulmonar, que podía transmitirse a través del aire. Pocos sobrevivían a estas variantes de la enfermedad, pero nadie se salvaba de la peste septicémica, pues significaba que el bacilo (que llevaban consigo las pulgas de la rata) se había propagado por todo el organismo dando lugar a la aparición de manchas negras por todo el cuerpo; de ahí que se conozca la enfermedad como peste negra. La respuesta de la Iglesia ante el miedo provocado por la epidemia fue reforzar las ideas de pecado y culpa.

Los predicadores se esforzaron en adoctrinar a los fieles a este propósito y en la obligatoriedad de vivir de acuerdo con los preceptos de la Iglesia. La necesidad de evadirse o de redimirse ante la muerte provocó sentimientos extremos como el ‘carpe diem’ («aprovecha el día»), es decir, vivir intensamente cada momento porque se sabía que la muerte acechaba, o purgar la culpa mediante la flagelación y la penitencia. Algunos se entregaron a gozar de los placeres de la vida, mientras que otros dedicaron sus últimos días a la expiación. Así nacieron los flagelantes, que se azotaban mientras pedían clemencia a Dios.